A pesar de lo poco que se valora, la psicología es una herramienta indispensable para todas las personas, independientemente de que presenten o no cualquier tipo de problema. No existe una sola inteligencia, sino que en realidad existen millones de ellas pero que hay una en concreto que es vital para el desarrollo completo de las personas: la inteligencia emocional. José María Toro dice que “¿De qué sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo si no sabe dónde poner su tristeza o su rabia”? Y tiene toda la razón, somos seres sociales, no vivimos aislados en burbujas de cristal, necesitamos saber relacionarnos y manejar de manera adecuada nuestras emociones porque estas nos acompañarán toda la vida, porque condicionarán todas las interacciones que vamos a tener con el resto de las personas y porque ya decía Aristóteles que “Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto”. La educación a la que estábamos acostumbrados no se preocupaba de la inteligencia emocional, tan solo se centraba en el ámbito académico, y, a pesar de que la tendencia está cambiando en los centros más modernos, lo cierto es que la educación de hoy en día no dista demasiado de la que tuvimos antaño. La inteligencia emocional como asignatura del currículo, todavía no es una realidad, sino una alternativa que ofrecemos algunos colegios. Así, desde nuestro moderno departamento de orientación, organizamos y llevamos a cabo proyectos basados en el entrenamiento en habilidades sociales y el desarrollo de la inteligencia emocional. La psicología ya coexiste con la formación académica, contribuyendo a mejorar la vida de las personas en las aulas y haciéndonos ver que otra educación ya es posible.